Según un estudio realizado por el comparador de seguros Acierto.com, en la actualidad en España hay 5 millones de personas a dieta y, lo que es más preocupantes, es que hasta el 60% de ellos opta por la dietas exprés o milagro para perder peso.
Si lo que buscamos es que la pérdida de klilos sea duradera y por supuesto no suponga ningún riesgo para la salud, la dieta tiene que suponer pérdida de grasa, y para esto solo hay un camino: tiempo, una dieta equilibrada, que no haya desequilibrio nutricional y ejercicio físico. . La grasa no es fácil de perder, ya que para el cuerpo los acúmulos de grasa son depósitos de energía para las épocas de carestía. Es un vestigio genético de la época de los primeros hombres, cuando se pasaban largas temporadas sin poder alimentarse. Ahora esto es impensable, pero está grabado en nuestro ADN, por lo que cuando hacemos una dieta muy restrictiva y en un periodo corto de tiempo, lo que se pierde es agua y masa muscular.
El principal problema de las dietas exprés es que la pérdida mayor es agua, lo que puede a llevar a un cuerpo a una deshidratación severa. Nada tiene que ver que la dieta esté compuesta de zumos, el famoso sirope de arce, batidos y, además, se beba mucha agua, ya que el agua corporal se eliminará de manera irremediable a través de la orina o la sudoración en vez de perder grasa, que es lo que el cuerpo no necesita.
Principales síntomas de la deshidratación: dolor de cabeza, bajada de la tensión arterial y adormecimiento. Si no se hace caso a estos síntomas y se llega a una deshidratación severa el riesgo para la salud del paciente es alto. Las células, los tejidos y los sistemas corporales necesitan agua para funcionar. Si no hay suficiente, se enlentece el funcionamiento de estas células y tejidos haciendo que nuestro cuerpo no funcione correctamente, y, si la deshidratación es severa, pueden dejar de funcionar algunos sistemas y morir las células. “Y aquí nos enfrentaríamos a un gran problema, porque los órganos más sensibles a la deshidratación son los más importantes: cerebro, riñón y corazón. Por lo que un paciente con este cuadro podría sufrir una parada cardíaca, quedarse en coma, tener una crisis epiléptica, e, incluso, un fracaso renal agudo.
Otro gran problema de las dietas exprés es que se pierde también masa muscular. Los músculos son el sustento del cuerpo, por lo que cuando se pierde masa muscular la persona se puede sentir débil, mareada y con falta de vitalidad. No hay que olvidarse que la pérdida de músculo supone que la piel deje de estar firme y tonificada, por lo que el resultado estético, que es el que se busca siempre cuando se realizan este tipo de dietas tan extremas, se pierde.